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¿Qué pasaría si supiéramos que de aquí a 5 o 10 años, todos los servidores de Google, podrían estar apagados por la escasez de energía? ¿Cual sería el valor de la compañía? Su valor sería cero. El pánico cundiría y particulares y empresas no sabrían donde almacenar sus datos. Muchas empresas dejarían de existir. Sería un colapso digital. La economía digital se alimenta de la frágil confianza en una promesa futura de mejora del bienestar, por medio de la digitalización. Esa es la base de su rentabilidad, pero lejos de ser sólida como lo fue la industria pesada, es extremadamente volátil y es el mayor deflactor de la economía en general. La productividad marginal digital descendente y la escasez energética, nos acercan al acantilado digital y nos empujan hacia una economía colaborativa como única opción para un decrecimiento suave.
SDS el datacenter de Samsung on fire. ¿Quién decía que no se incendiaban los datacenters?

1. El desarrollo tecnológico es entrópico

Vivimos presos de una ideología vieja, pero muy efectiva como si fuese natural. La ideología del progreso es una ideología surgida en la modernidad, basada en un concepto de historia, que supone una superación permanente de la humanidad. El patrón es el mismo que el de las religiones monoteístas. Las religiones determinan su finalidad o teleología en una promesa de salvación, que se alcanza al final de la historia. De igual manera, el concepto moderno de historia, se apoya en una fe ciega en que el desarrollo tecnológico siempre nos va a aportar cotas más importantes de confort y de potencia. Asimismo, el progreso también se basa una mentalidad donde el crecimiento económico y la mejora continua reinan. Sin embargo, este crecimiento consume cada vez más energía y crea cada vez más residuos. Cada revolución crea a largo plazo, más problemas de los que resuelve. Antes de la revolución industrial, la contaminación y los residuos producidos por el trabajo humano, eran escasos en comparación con la actualidad. Ahora vemos las orejas al lobo, porqué la contaminación atmosférica provoca un calentamiento global, que empieza a perjudicar a los humanos y también porqué las fuentes de energía como el petroleo, sobre las que se basa nuestra sociedad, se están agotando. Ahora, finalmente entendemos, que el implacable Segundo Principio de la Termodinámica se cumple inexorablemente: "la cantidad de entropía del universo tiende a incrementarse en el tiempo". ¿Y que es eso de la entropía? Pues precisamente, la parte de la energía, que no puede utilizarse para producir trabajo. Esta es la razón por la cual aunque pensemos ingenuamente, que los ebooks son ecológicos porque evitan la tala de árboles, en realidad producen más CO2, que leer un libro de papel. Cada nueva revolución tecnológica consume más energía y crea más residuos que la anterior. Es el caso de la revolución digital, que se está desarrollando en la era de la escasez energética y se enfrenta al peligro del colapso digital (ver mi post El efecto Séneca y los escenarios del colapso digital). Las tecnologías y los recursos nos empiezan sirviendo porqué nos aportan una mayor productividad, pero a partir de cierto momento, detraen más recursos de los que aportan. La tecnología acaba destruyendo los recursos energéticos, que es la capacidad de hacer un trabajo. La tecnología no puede crear energía, porqué la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma (Primera Ley de la Termodinámica).
Turbina de viento tirada por el propio viento, no es una tautología, es el cambio climático

2. El crecimiento económico determina su decrecimeinto

Las civilizaciones como hemos visto con Diamond, se colapsan especialmente por el agotamiento de las fuentes de energía. Las civilizaciones como los imperios tienen un ciclo vital, responden a un patrón clásico de campana de Gauss, con su crecimiento, apogeo y declive. Desde el punto de vista económico, al igual que pasa con los productos, las mismas razones del éxito, son las razones del futuro fracaso. La semilla del declive está en el propio crecimiento. Si se hincha un globo sin parar, este explotará o en el mejor de los casos, se escapará de nuestras manos y se desinflará.  Si el globo no se infla, tampoco se rompe o se desinfla. Las revoluciones tecnológicas son importantes para la humanidad, a pesar del mayor consumo y generación de residuos, porqué aportan un salto cuantitativo muy importante, en el aumento de la productividad. Esto significa que el esfuerzo humano se reduce drásticamente. El tiempo en producir un bien se reduce enormemente.  Y esto nos permite vivir mejor, con mayor confort, con artefactos, que nos facilitan nuestra vida diaria. Las llamadas contradicciones del sistema económico, no son más que una forma de nombrar el ciclo de vida de una población humana en un ecosistema determinado. Según Tainter las sociedades complejas colapsan debido a la ley de los rendimientos decrecientes. En su interpretación de tan manido concepto de la economía, está disminución es debida a la productividad y la de esta, a la energía. Tainter muestra, que hoy en día los rendimientos marginales de las inversiones en energía, educación e innovación tecnológica, están disminuyendo. El mismo patrón de la caída del Imperio romano se reproduce hoy. En la raíz del crecimiento está el mismo decrecimiento. Y actualmente, nos encontramos en una fase donde ya está resultando muy complejo crecer, sin una producción masiva de deuda soberana, que ya no tiene contrapartida. Sin embargo, la economía ortodoxa no tiene herramientas teóricas para reconocer esta situación, lo que no quiere decir que no esté ocurriendo. Utilizando el mismo patrón de la campana de Gauss, Richard C. Duncan, planteó la llamada Teoría de Olduvai. Esta teoría establece, que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de 100 años, contados a partir de 1930. De 2030 en adelante, la humanidad iría paulatinamente regresando a niveles sociales, comparables a otros periodos de la historia, hasta acabar en la edad de piedra hacia el año 3000. Esta teoría ha sido muy criticada y no ha acertado, por el momento, en sus predicciones. Como ya vimos en un post anterior, más radical es el colapso del efecto Séneca descrito por Bardi.  Según esté autor, el aumento de las tecnologías, que permiten optimizar la energía, al final sólo precipitarán un decrecimiento más acusado. Quizás el colapso no sea evitable, pero si el apocalipsis, entre otros motivos, porqué depende de nosotros.
Tainter

3. Los síntomas del colapso

Los primeros síntomas del colapso están siendo los acontecimientos cada vez más violentos e inesperados del cambio climático. El segundo será el acantilado del descenso energético, tras el pico del petróleo donde nos encontramos. Las empresas de fracking y sus inversoresestán quebrando debido a que la burbuja crediticia, que las ha impulsado, se está viniendo abajo (ver Febrero 2015: las quiebras se aceleran en el sector petrolero). Las petroleras tradicionales están desinvirtiendo y reduciendo costes, con grandes EREs, ya que su rentabilidad está comprometida. Esté síntoma lo veremos en el automóvil. Es precisamente en el transporte particular, donde está concentrada la mayor parte del consumo energético. En el año 2000, los automóviles representaban en EEUU el 74% de la capacidad energética, mientras otros tipos de instalaciones como calderas, trenes, barcos, incluso aviones han tenido crecimientos razonables desde el siglo XX y siguen representando un porcentaje bajo. La automoción particular es completamente insostenible por la gran cantidad de energía consumida y por la completa dependencia del petróleo. Las alternativas como el coche eléctrico no son tales, ya que en un 90% están hechos de petroleo o derivados y de procesos que necesitan petróleo. Los biodiesels son también insostenibles. Para dar soporte al parque automovilístico existente, se necesitarían más tierras de las que se necesitan para el cultivo de comida. No tardarán mucho las colas en las gasolineras y en hundirse la industria del automóvil tal y como la conocemos hoy en día. El transporte quedará restringido a mercancías, emergencias, car sharing, políticos y ricos. Entonces, redescubriremos una vez más las ventajas de la industria digital. Se impondrá definitvamente el teletrabajo, hasta que el siguiente síntoma, el acantilado del carbón después de su cénit, haga explotar el colapso digital y tengamos que empezar a restringir la utilización de aparatos eléctricos, de los cuales los móviles y el Internet de las cosas, serán los primeros en dejar de funcionar. Por eso, es importante prepararse para que la digitalización en vez de ser una huida hacia adelante, sea la salvación hacia atrás. Quizás no pueda evitarse la extinción de nuestra especie, pero se puede retrasar considerablemente el apocalipsis, mientras intentamos encontrar soluciones sostenibles.
1979 durante la crisis del petróleo

4. La ley de los rendimientos digitales decrecientes

Esta ley económica de los rendimientos decrecientes, reinterpretada por varios economistas en la historia SmithRiccardoMalthusMarx y otros muchos, también aplica al mundo digital. Rifkin nos ha hablado de la sociedad del coste marginal cero. Este es sin duda un gran deflactor de beneficios, que afecta a toda la economía en general. Existe una desvalorización general de todo. El coste de reproducción digital es prácticamente cero. Los costes de producción digital bajan enormemente en comparación a los analógicos y la tendencia a la gratuidad o a una marginalidad de beneficio bajísima, es inevitable. La única manera de conseguir una rentabilidad es con economías de escala, mercados masivos, en los que es fácil crecer rápidamente mediante el Factor K (viralidad) o crecimientos exponenciales basados en la Ley de Metcalfe y la Ley de Reed. Lo que no alcanza una masa crítica o nichos de mercado capaces de monetizar escalas pequeñas, se mueren con rapidez. En la medida que los negocios analógicos son desafiados por negocios digitales disruptivos, la digitalización avanza inexorablemente, ya que no tiene competencia en términos de eficacia del modelo de negocio, precio, servicio y productividad. Si durante dos siglos de capitalismo, los márgenes globales se han mantenido considerablemente constantes, con oscilaciones y una tendencia a la baja, ahora esta tendencia se agrava, con una bajada considerable de los márgenes y beneficios. El margen operativo de Amazon es un 0,9%. También el ciclo de vida de los productos y servicios, se reduce enormemente, así como la concentración de capital más que rápida es constante. Las start up que no fallecen son absorbidas por corporaciones y en la mayoría de los casos son desaprovechadas, creando déficit y pérdidas importantes. En mercados como la movilidad, la volatilidad de las empresas es enorme. El crecimiento digital está basado en la innovación constante, entendida como lo nuevo, más que algo mejor. Porqué sólo lo nuevo, sólo la creación, añade valor a la producción, ya que la reproducción sólo lo disminuye. La ley de los rendimientos decrecientes digitales es cualitativamente diferente a la economía analógica, ya que la reduce enormemente la duración de los ciclos productivos. Recientemente, hemos podido observarlo en los mercados, con el colapso bursátil de las empresas digitales, como muestra de un intento de crear beneficios a través de una nueva burbuja. En el largo plazo esta economía es insostenible, sin un cambio de sistema. Esta productividad marginal digital descendente de los productos y servicios virtuales, es incompatible con las expectativas de beneficios futuros a la vieja usanza analógica, con lo que la creación de beneficios es un movimiento especulativo basado en la frágil creación de la gran promesa digital, que nadie puede dejar de necesitar. Si pensáramos que en pocos años, muchos datacenter, podrían dejar de funcionar por la escasez de energía, su valor ahora sería cero. La economía digital sólo puede funcionar a la larga, como economía colaborativa del bien común digital. El colapso digital será un síndrome social provocado por la escasez energética, así como por la propia dinámica de la economía y en particular, por la volatilidad y los rendimientos decrecientes de la economía digital. 
Almacén de Amazon, rebosante de mano de obra

5. La innovación regresiva

La innovación nos lleva a un camino sin salida. El desarrollo económico basado en la innovación constante y cada vez más frecuente, sólo acelera el colapso del sistema. A esto hay que añadir, que la escasez de energía nos va a crear serios problemas para el avance de la digitalización. Entre las medidas para evitar el colapso digital, sin duda está la misma innovación, pero no probablemente como la entendemos hoy en  día, cuyo objetivo es lo nuevo o diferente, sino una forma nueva cuyo foco esté en el beneficio social, no en lo nuevo y en el crecimiento, sino en lo sostenible y en el decrecimiento. Seria buscar maneras inteligentes e innovadoras de prescindir de la tecnología, del consumo exacerbado. A este tipo de innovación podemos llamarla innovación regresiva innovación inversa. ¿Cómo volver atrás yendo adelante? ¿Cómo evitar la entropía? La innovación regresiva tendría por objeto la consecución de la negantropía o entropía negativa. Este concepto fue acuñado por Schrödinger, y en nuestro caso debería interpretarse como la capacidad de organizar la complejidad social de manera eficaz y sostenible. En las fases de crecimiento es imposible ver las causas del futuro declive. Es como si la curva de Gauss fuera una montaña y cuando se asciende, no se puede ver el valle subsiguiente. De la misma manera, cuando la población mundial se mantenía por debajo de los 500 millones de habitantes, quizás un planeta Tierra, podía ser suficiente. Con 7.000 millones de humanos, sabemos ya, que necesitamos más de los recursos existentes en nuestro planeta, para sostener todo el consumo y la producción necesarias. Las condiciones materiales de vida, dependen en buena medida, de la capacidad de aprovechamiento de energía (productividad y residuos). Por lo cual, para poder tener una biosfera sostenible, sobran -por decirlo a lo bestia- 6.500 millones de personas. La naturaleza, hará el ajuste necesario, a través del cambio climático y del conflicto social por la supervivencia. Eso si no lo evitamos. Evitarlo quizás sea intentar lo que algunos llaman transición energética. No pienso que esto sea una posibilidad realista, pero no hay otro camino. En vez del progreso, tendremos el "regreso", la regresión social, el regreso a la Prehistoria. Y es aquí donde la innovación regresiva como parte de la Responsabilidad Social Digital se vuelve esencial.


Documental "There's No Tomorrow". No precisamente muy optimista, pero es de obligada visión. Muy didáctico.



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